miércoles, 16 de mayo de 2007

Trastornos del Lenguaje en la infancia

Trastornos del lenguaje en la infancia
"El lenguaje, medio de expresión humano, es signo del despertar intelectual del niño, señal de vivacidad, imaginación, sentido de observación y maduración, así como, índice de desarrollo de la inteligencia, equilibrio afectivo y expansión del carácter, por lo que su desarrollo normal es de suma importancia". (Dabbah, 1994, p.86)
Introducción
El lenguaje es la principal herramienta que posee el ser humano para interactuar y formar vínculos con otros. Partiendo de este enunciado podemos fácilmente inferir que el niño presentará variadas dificultades si el desarrollo del lenguaje se ve alterado: dificultades en la interacción con los padres y sus pares, rendimiento escolar deficiente, aislamiento, desarrollo cognitivo retrasado etc. Todos estos problemas pueden afectar de manera significativa la esfera psicológica del menor, pudiéndose presentar trastornos conductuales y emocionales de importancia; a partir de este hecho, podemos afirmar que el especialista (médico,psicólogo,terapeuta de lenguaje) tiene una importante labor en el tratamiento de los trastornos del lenguaje, estableciendo, por ejemplo, programas de instrucción a la familia, enseñanza de habilidades sociales o corrección de problemas conductuales, tales como hiperactividad y descontrol de impulsos.
Este informe tratará sobre distintos trastornos del lenguaje que se pueden presentar en la infancia. Se presentan de modo sucinto las características de las dislalias, disartrias, disfemias y afasias; además, se entregará con mayor detalle las características de las disfasias, señalándose junto a sus particularidades, aspectos de su evaluación y tratamiento. En una segunda sección, se incluye una actividad práctica consistente en la observación, aplicación de test y entrevistas a un niño disfásico, para realizar un contraste entre la información teórica recogida y los datos empíricos recogidos por el grupo. Finalmente, se presentará una discusión donde se examinaran los aspectos claves de los trastornos del lenguaje, la experiencia adquirida en la actividad y algunas reflexiones sobre el rol del psicólogo en este tipo de trastornos.
Trastornos del Lenguaje.
El término "trastornos del lenguaje" es utilizado para diagnosticar a niños que desarrollan en una forma lenta, limitada o de manera desviada su idioma; cuyo origen no se debe a la presencia de causas físicas o neurológicas demostrables: problemas de audición, trastornos generalizados del desarrollo(autismo,por ejemplo) ni a retraso mental.
Los distintos tipos de trastornos del lenguaje a menudo se presentan simultáneamente. También se asocian con un déficit con el rendimiento académico durante la etapa escolar, problemas de enuresis funcional, trastornos del desarrollo de la coordinación, con problemas emocionales, conductuales y sociales (Dabbah, 1994).
Dislalias
Se entiende por dislalia, "la alteración producida en la articulación de los fonemas. Puede darse por ausencia o alteración de algunos de ellos, o por sustitución por otros de forma inadecuada" (Serón y Aguilar, 1992,p.285)
De acuerdo a su etiología, la dislalia puede ser clasificada en:
Dislalia evolutiva.
Son anomalías articulatorias que se presentan en las primeras etapas del desarrollo del habla y son consideradas normales, ya que el niño está en pleno proceso de adquisición del lenguaje y aún no puede emitir con exactitud la totalidad de los fonemas; estos son aprendidos en usa secuencia relativamente similar para todos los niños, la cual debería ser completada a los 6-7 años, tras lo cual debería una alteración ser considerada patológica.
No es necesario un tratamiento especial, sólo el cuidarse de hablar de manera clara al niño.
Dislalia funcional.
Son aquellas donde no se presenta ningún trastorno físico u orgánico que justifique la dislalia. Son denominados por algunos autores desórdenes fonológicos, ya que los niños habrían organizado su sistema fonológico de manera distinta a la habitual. Los errores de dicción suelen ser parecidos a los que producen los niños durante las etapas de adquisición del lenguaje y pueden clasificarse en cuatro tipos:
Sustitución: se emite un fonema en reemplazo de otro que no puede ser pronunciado. Es el que presenta mayor dificultad en su corrección, ya que el niño generaliza el uso de la sustitución en su lenguaje espontáneo.
Omisión: ante la dificultad de emitir un fonema, simplemente se le omite.
Inversión: el niño, al presentar dificultad en la articulación de un determinado fonema, puede acostumbrarse a intercalarlo en otro sonido. Esto no es muy frecuente.
Distorsión: se emite un fonema similar al adecuado, pero no es correcto ni tampoco se da la sustitución por otro fonema. Debe observarse el entorno cultural del niño, ya que en algunos idiomas ciertos fonemas son adecuados en tanto que en otros no.
Los errores más comunes son las sustituciones y las distorsiones.
Etiología
Se han planteado distintos modelos para explicar la dislalia funcional. Entre ellos podemos encontrar.
Modelo perceptivo motor: la articulación sería un tipo de aprendizaje motor más. Fundamental será, entonces, que el niño aprenda un esquema motor , o sea, que interiorice una regla que permite la aplicación de un movimiento en una variedad de situaciones. No es suficiente con practicar el movimiento, sino que es necesario pensar en él, para lo cual el niño debe prestar atención a la información cinestésica y propioceptiva del movimiento y el feedback acústico de la fonación en sí.
Modelo de discriminación: los desórdenes de la articulación están en relación con la discriminación auditiva. De esta manera, éstos se producirían por incapacidad de discriminar los sonidos en la cadena hablada o por que la percepción acústica que tiene almacenada el niño es inadecuada y es con la que compara lo que oye.
Modelo fonológico: los errores de la articulación no se producirían al azar, sino que responden a un modelo estructurado por el niño. De este modo, el niño puede haber memorizado dos fonemas como uno sólo y no los distingue tanto en la escucha como en la emisión.
También se postulan otros factores como causales de las dislalias funcionales, entre los cuales podemos nombrar: factores psicológicos, factores ambientales, factores hereditarios, factores intelectuales.
Dislalia audiógena.
Los problemas de articulación son producidos por deficiencias auditivas, ya que niño no puede reconocer de manera adecuada sonidos semejantes. La gravedad de la dislalia estará en relación al grado de hipoacusia y entre las medidas a tomar se encuentra el uso de prótesis auditivas y la intervención pedagógica para desarrollar la discriminación auditiva, enseñar articulaciones ausentes, lectura labial, etc.
Dislalia orgánica.
Son los trastornos de articulación motivados por alteraciones orgánicas. Cuando la alteración afecta a los órganos del habla ya sea como anomalías anatómicas o malformaciones, se denomina disglosia.

Disartria
Son "los problemas de articulación del habla a consecuencia de una lesión cerebral (quedan dañados los nervios craneales) produciendo una parálisis o ataxia de los músculos de los órganos fonatorios." (Serón y Aguilar, 1992, p.290).
Además de los problemas fonatorios, el niño con disartria presenta dificultades para mover los músculos bucales en otros tipos de actividades, como masticar o deglutir. El caso extremo es la anartria, en la cual el niño no puede emitir correctamente ningún fonema.
La etiología debe buscarse en las posibles causas capaces de dañar el sistema nervioso, como puede ser un trauma craneo-cervical, un tumor del cerebro o cerebelo y enfermedades infecciosas o degenerativas el sistema nervioso.
Disfemia
La disfemia es "una disfluencia o dificultad en el flujo normal del habla. Ocasiona repeticiones de sílabas o palabras o paros espasmódicos que interrumpen la fluidez verbal", (Serón y Aguilar, 1992, p.294); a las alteraciones del habla se le suman, generalmente, manifestaciones de tensión muscular como movimientos de manos, cierre de ojos, gesticulación facial y movimientos corporales. Suele aparecer a edad temprana (el 88% de ellas se presenta antes de los 7 años) y es más común en los hombres.
Para objetos de diagnóstico temprano, se debe distinguir entre la disfluencia, característica de la tartamudez, y la afluencia o no afluencia, la cual es normal en el desarrollo de los niños. La primera se referiría a la repetición de sonidos y sílabas y a prolongaciones de ellos; la segunda, a la repetición de frases y palabras y la revisión de frases e interjecciones.
Tipología
De acuerdo a donde se produce la dificultad en la articulación
Disfemia tónica: el atasco en la fluencia se produce al inicio del habla
Disfemia clónica: el titubeo se produce en la palabra, una vez que se ha empezado a hablar.
Disfemia tónica-clónica: es una combinación de las dos anteriores.
De acuerdo a la severidad
Ligero : Tartamudea el 2% de las palabras, tensión imperceptible, pocos bloqueos y no mayores de un segundo de duración.
Suave: Repite el 2-5% de las palabras, tensión perceptible, presenta varios bloqueos de duración menor a un segundo.
Regular: Repite el 5-8% de las palabras, alguna tensión, bloqueos regulares de un segundo. Manifiesta algunos movimientos asociados y mímica facial.
Moderadamente severo: Tartamudeo del 8-12% de las palabras. Tensión perceptible, bloqueo de dos segundos.
Severo: Tartamudea entre el 12-25% de las palabras, tensión notable, bloqueo de 3 y 4 segundos. Manifiesta movimientos asociados.
Grave: Repite el 25% de las palabras, mucha tensión, bloqueos más largos de 4 segundos. Manifiesta muchos movimientos asociados y mímica.
Etiología.
Se han desarrollado tres modelos que buscan explicar la tartamudez. Ellos son:
Modelo de los factores fisiológicos.
Investigaciones en gemelos univitelinos han demostrado una predisposición genética a tartamudear, aunque no en todos los casos. Otros estudios han demostrado un tiempo de iniciación (VOT) superior que en los niños normales, así como reacciones más lentas en el ámbito manual y vocal.
Modelo psicosocial.
El inicio de la tartamudez, según Johnson (1984, en Serón y Aguilar, 1992, p.296), estaría dado por las reacciones estresantes de la familia ante las no fluencias normales del niño. Además, el niño intenta resolver sus afluencias a través de variadas acciones, las cuales son reforzadas mediante condicionamiento operante, lo que explicaría el origen de los variados signos de tensión física en el tartamudo.
Modelo psicolingüístico.
Investigaciones han estimado que el lenguaje del disfémico a nivel comprensivo y del vocabulario conlleva un retraso aproximado de 6 meses. Además, repiten más las conjunciones y los pronombres, repiten más al inicio de las frases, etc. Junto a esto, es interesante la relación existente entre el habla del niño y la no aceptación de ésta por parte de la madre, reflejada en una mayor interrupción del discurso del niño.
Afasias
Se puede definir como "una alteración del lenguaje debido a lesiones cerebrales producidas después de la adquisición del lenguaje o en el transcurso del mismo."(Serón y Aguilar, 1992, p.337). Es posible señalar distintos tipos de afasia, de acuerdo a la modalidad de expresión afectada, las cuales casi nunca se encuentran en forma pura: oral, escrita, gestual y de recepción. Para efectos de diferenciar la afasia de otros trastornos, es preciso que exista una lesión del sistema nervioso central que afecte al lenguaje, la cual se produce generalmente en las áreas fronto-temporo-parietales del hemisferio dominante- normalmente el izquierdo -, por una encefalopatía, un accidente cardio-vascular, un TEC o un tumor. Se considera afasia, con más claridad, cuando se produce a partir de los 3 años de edad, aproximadamente. La perdida de lenguaje es brusca y consecutiva a un periodo de coma. En los primeros momentos el niño puede permanece mudo, o emitir apenas algunas palabras. (Aidex, 2000a).
Criterios para el diagnóstico de afasia infantil
Según el DSM-IV(1995), los criterios necesarios para diagnosticar una afasia infantil son los siguientes:
Pérdida total o parcial del lenguaje de modo brusco en niños que ya poseían lenguaje. (Después de una edad aproximada 3 años y 6 meses).
Lesión cerebral localizada, diagnosticada o muy presumible.
No es debido a Parálisis cerebral, trastornos generales del desarrollo, ni a deficiencia mental.
Características diferenciales:
La manifestación lingüística de la afasia infantil puede asemejarse a otras patologías cuyas características esenciales pertenezcan a otros tipos de trastornos no específicos del lenguaje: trastorno psicomotriz, trastorno mental (oligofrenias), desorganización biológica, trastornos psíquicos.
En la disartria no existe trastorno en el ámbito lingüístico, sino tan solo afectación del componente motor en grado de realización de la articulación. (Aidex, 2000a)
Clasificación.
Según el tipo de lesión y los trastornos causados sobre los diferentes factores que intervienen en el lenguaje, podemos clasificar las afasias en:
Afasia sensorial o de Wernicke.
Se manifiesta tras una lesión en tercio posterior de las circunvalaciones temporales del hemisferio izquierdo, zona cortical encargada de la función auditiva. Se expresa en dificultades para analizar los sonidos de la lengua, trastornándose la comprensión y expresión del lenguaje oral, imposibilitando la repetición correcta de elementos lingüísticos aislados e impidiendo la percepción de conjuntos de sonidos como poseedores de significado.
Afasia acústico-amnésica
Es una variante de la afasia de Wernicke, donde se presentan dificultades para retener algunos rasgos auditivos del lenguaje. El paciente puede repetir sonidos y palabras aisladas, pero no puede repetir series de 3 o 4 palabras seguidas o secuencias sonoras aceleradas.
Afasia motora.
De acuerdo a la localización de la lesión, estas se pueden clasificar en:
Afasia motora aferente o cinestésica: existe una imposibilidad de hallar la combinación de movimientos necesarios para emitir los fonemas o cadenas sonoras que forman las palabras o frases; esto, debido a la dificultad para percibir sus órganos fonatorios y la posición exacta en que estos deben estar para realizar un fonema. En casos graves el paciente no puede emitir ningún sonido, en tanto que en las formas más leves podrá hacerlo, pero confundiendo aquellos que sean similares en su forma de articulación.
Afasia motora eferente o de Broca: se produce por una lesión en la zona pre-motora del área del lenguaje. Ocasiona una falta de fluidez en la articulación, una incapacidad para encadenar distintas articulaciones en un orden gramático correcto, aunque el proceso en sí no se ve afectado.
Afasia dinámica: es causada por una lesión en el área inferior del lóbulo frontal del hemisferio izquierdo, presentándose dificultades para organizar las ideas y transformarlas en verbalizaciones. Se observan en los sujetos déficits en la iniciativa de expresarse espontáneamente, siendo las expresiones ecolálicas o estereotipadas.
Afasia semántica: En este tipo de afasia los sujetos tienen dificultad en establecer el significado de una frase de acuerdo a las posiciones de las distintas palabras dentro de la estructura gramatical. Además, se pueden dar otros casos de anomia, en la cual el sujeto no puede encontrar el nombre de los objetos.
Afasia pragmática: "Las palabras informativas aparecen con la sintaxis adecuada pero los nexos son inadecuados. El mensaje es desordenado y caótico y muestran restricción de vocabulario."(Serón y Aguilar, 1992, p.341)
Afasia global o total: Se denomina así cuando el lenguaje oral está prácticamente abolido en todos sus aspectos: sensoriales, prácticos y motores. Es denominada por afasia de Broca y Wernicke. Generalmente este trastorno va asociado a una hemiplejia y el pronóstico suele ser severo.
Afasia infantil
"La afasia infantil es un trastorno del aspecto emisor del lenguaje. Para llegar a una mejor clarificación, la afasia infantil ADQUIRIDA se sitúa entre el trastorno denominado disfasia (anteriormente descrito) y un trastorno específico del lenguaje. En el primero, el déficit es en la estructuración del lenguaje, en el segundo, la perturbación se produce en el inicio y en la elaboración del lenguaje. "Esta afasia infantil adquirida es la resultante de la aparición de una lesión cerebral entre los dos - tres primeros años de vida." (Serón y Aguilar, 1992, p.341). Se diferencia de la afasia adulta por el tipo de desórdenes que produce y no tanto por la lesión en sí, ya que en el niño (dependiendo de la edad), al no estar totalmente elaborados los esquemas neuro-lingüísticos, la lesión no produce tanta alteración como en el adulto.
Como causa de las lesiones cerebrales causantes de la afasia encontramos la encefalitis, accidentes cerebro-vasculares o tumores cerebrales. El pronóstico será más favorable mientras menos definida estuviese la lateralización hemisférica de la zona del lenguaje en el momento de producirse la lesión.
Según Barraquer Bordas (1977, en Serón y Aguilar, 1992, p.341), la afasia infantil se diferencia de la adulta en que hay reducción del lenguaje espontáneo, acompañado de pobreza de vocabulario y estilo telegráfico(palabras yuxtapuestas en una frase sin nexos gramaticales); en ocasiones, las frases emitidas están correctamente articuladas y con adecuada construcción gramatical, no hay estereotipias ni parafasias y la recuperación es más rápida que en el adulto.
En las afasias adquiridas existe predominancia de los trastornos expresivos por sobre los receptivos, especialmente una reducción del lenguaje espontáneo; se presentan trastornos del lenguaje escrito y en la lectura que pueden hacerse permanentes. Los criterios de diagnóstico de la afasia son: retraso severo de la comprensión y expresión del lenguaje, disfuncionamiento en la percepción de los estímulos presentados, desorganización en el almacenamiento de la información, inteligencia normal. .
En la afasia congénita encontramos uno o varios déficits en la construcción del lenguaje, sin que exista necesariamente una lesión, como en la afasia adquirida. Además de estos signos, los niños que tienen afasia congénita suelen presentar desórdenes en la discriminación y asociación fonética, junto a problemas en la memoria secuencial auditiva. Como causa de la afasia congénita, se ha sugerido un retraso en la maduración de los centros encargados de la integración de sonidos, o bien la presencia de lesiones cerebrales precoces. (Serón y Aguilar, 1992)
Disfasia.
El concepto de disfasia no ha sido consensuado por los distintos autores y los esfuerzos se han centrado en realizar diagnósticos por exclusión de los trastornos que no podrían ser encuadrados dentro de esta categoría. La disfasia, entonces, "se aplica en general a los niños que presentan un trastorno severo del lenguaje, y cuyas causas no se deben a razones obvias como pueden ser: sordera, retraso mental, alguna dificultad motora, desórdenes emocionales o alteraciones de la personalidad". (Serón y Aguilar, 1992, p.331).
Las disfasias se caracterizan por un desarrollo del lenguaje severamente alterado en niños intelectualmente normales mayores de 5 años, tanto en la comprensión como en la emisión del lenguaje, no posible de explicar por problemas intelectuales, sensoriales, motores o a lesiones neurológicas, acompañado de problemas asociados (atención dispersa, aislamiento, labilidad emocional). Este déficit en el lenguaje oral se caracteriza, además de por un retraso cronológico en la adquisición del lenguaje(Aidex, 2000b)
Características diferenciales.
Es necesario hacer diagnóstico diferencial con, deficiencia mental, autismo, déficit auditivo, alteraciones neurológicas (afasias).
Resulta difícil establecer la frontera entre retraso del lenguaje y disfasia; muchas veces, el diagnóstico viene determinado por la falta de evolución ante la intervención y el nivel de la gravedad de la sintomatología. Los trastornos disfásicos tienen peor evolución con una intervención sistemática. Se considerarán como criterios de distinción, la mayor gravedad de los indicadores y la persistencia de esa gravedad. En el retraso del lenguaje, aunque en un momento determinado pudiera constatarse como de la misma gravedad que una disfasia, encontraríamos una mejor evolución, como consecuencia, no sólo de la intervención, sino también porque los factores ambientales dificultantes asociados, van perdiendo fuerza frente a esa buena intervención y orientación escolar y familiar.
El problema disfásico, se complica aun más, por sus mayores dificultades en los aprendizajes básicos y su mayor y más persistente fracaso escolar.
Criterios de diagnóstico de la disfasia
Según DSM-IV(1995), los criterios de diagnóstico de la disfasia son los siguientes: .
Déficit persistente en el lenguaje en todos los niveles, comprensivos y expresivos.
Retraso cronológico y desviación respecto a los patrones normales de adquisición y desarrollo.
Graves dificultades para la comunicación.
Dificultades, en los aprendizajes escolares.
Todo ello, no es debido a deficiencias sensoriales, intelectuales o motóricas graves.
Características descriptivas de la disfasia.
Campo lingüístico
Deficiencia expresiva: puede ir desde el mutismo a cuadros cercanos a la dislalia. En general, la intencionalidad comunicativa es pobre y se presentan grandes dificultades para adaptarse al interlocutor; en relación al lenguaje propiamente tal, se presentan dificultades para repetir frases y estructurar de manera adecuada las estructuras sintácticas (agramatismo) y se observa deficiencia en la integración auditiva y en el vocabulario(Aidex, 2000b); . Según Ajuriaguerra(1975, en Serón y Aguilar, 1992, p.331), los disfásicos, en cuanto a la producción, se pueden clasificar en aquellos que son parcos y que ocupan frases simples - produciendo emisiones que pueden ir desde de la palabra-frase hasta la expresión telegráfica (Aidex, 2000b)- y los que son poco controlados, que no respetan el orden de las palabras y presentan desfase entre la comprensión y la expresión.
Deficiencias en el campo receptivo: se puede presentar desde una severa deficiencia para reconocer sonido con significado, hasta formas más leves, donde hay confusiones en la discriminación a nivel de fonemas o a nivel semántico (Serón y Aguilar, 1992); en general, se puede observar dificultad para repetir y recordar enunciados largos y problemas en la evocación, reflejada en expresiones interrumpidas con sustituciones de palabras, uso de palabras y muletillas. (Aidex, 2000b)
Campo no lingüístico.
Según Monfort y Juárez (1997), los niños disfásicos presentarían las siguientes características en el campo no lingüístico:

Aspectos cognitivos
Dificultades en el desarrollo del juego simbólico y en otras funciones simbólicas
Dificultades en la construcción de imágenes mentales
Déficit de memoria secuencial, auditiva a corto plazo y verbal
Alteraciones en la estructura del tiempo y el espacio
Heterogeneidad de los resultados en las distintas subpruebas de las escalas de la inteligencia no verbal.
Aspectos perceptivos
Dificultades en la discriminación de estímulos auditivos.
Tiempo de latencia más largo necesaria para la percepción auditiva.
Problemas de lateralización en el tratamiento de los estímulos auditivos.
Aspectos psicomotores
Dificultades práxicas.
Alteraciones del proceso de lateralización.
Inmadurez de las destrezas motoras.
Aspectos conductuales
Alteración de la capacidad de atención, hiperactividad.
Alteración de las relaciones afectivas y del control de las emociones.
Mundo social y afectivo de los niños disfásicos.
Según Monfort y Juárez (1997), las dificultades en el progreso en el desarrollo del lenguaje, junto a una carencia de una justificación clara de éstas, crea en el seno de la familia una situación de gran tensión y ansiedad, con sentimientos de culpabilidad expresados hacia sí mismo o hacia el otro miembro de la pareja de padres. La alteración en los patrones normales de interacción familiar, produce una alteración cuantitativa de la estimulación externa (menos interacciones espontáneas) y también cualitativas (intervenciones más directivas, menos flexibles y no ajustadas al nivel de desarrollo del niño).
Es importante considerar que los padres ajustan su nivel de lenguaje al nivel del niño, aunque en los casos muy graves se presenta un desfase muy grande entre la complejidad de los contenidos que se desea comunicar y la capacidad del niño para asimilarlos, lo que limita en mucho la posibilidad de interacción.
Las alteraciones de la interacción social también pueden observarse en el contacto del niño con sus pares, ya que reciben menos peticiones de comunicación y establecen interacciones más cortas.
Etiología.
Seeman (1965, en Serón y Aguilar, 1992, p.332) considera que la precocidad en la aparición de la disfasia indicaría que el factor constitucional sería importante, tal vez no como causa, pero sí como factor predisponente; por otra parte, diferentes autores señalan que la disfasia es producto de factores tanto heredados como ambientales.
El componente perceptivo-auditivo es fundamental en el desarrollo de la disfasia. Es posible encontrar niños con sordera verbal (audición de sonidos sin discriminación de estímulos verbales por problemas de percepción a nivel central).
Evaluación de la disfasia
Según Serón y Aguilar (1992), el diagnóstico de disfasia sólo se debe realizar a partir de los 6-7 años, pues si se hace en edad temprana confundirla con el cuadro de retraso simple del lenguaje.
Una evaluación de un caso de disfasia debe tener en cuenta los siguientes apartados:
La evaluación de los procesos de producción y comprensión del lenguaje que deberían ser evaluados en términos cualitativos y no cuantitativos para ser distinguidos de los cuadros no disfásicos.
Se deben considerar los procesos cognitivos que actúan en la adquisición del lenguaje y que nos pueden dar luz de la etiología de dicha alteración:
Atención sostenida, imitación generalizada, hábitos de simbolización que se entienden como requisitos previos al lenguaje.
Requisitos formales del lenguaje, vocalizaciones espontáneas (balbuceo), discriminación auditiva y seguimiento de secuencias rítmicas.
Requisitos sociales, establecimiento temprano de patrones de interacción social con niños o con adultos. Contacto ocular, sonrisa social.
Estudiar los procesos de producción del habla, exploración de las praxias buco-faciales y de la articulación del niño.
Estudio de la conducta general del niño y ver posibles alteraciones conductuales o de aislamiento.
Realizar exploraciones complementarias: audiométricas (para descartar posibles deficiencias auditivas) y pruebas neurológicas.
Exploración con pruebas psicométricas, ya que en muchas ocasiones el niño disfásico presenta trastornos psicomotrices asociados como alteraciones del espacio, conocimiento de izquierda, derecha, alteración del esquema corporal y expresión gestual.

Intervención en niños disfásicos.
Principios de intervención
Según Monfort y Juárez (1997), existen 10 principios generales de intervención aplicables a los niños disfásicos. Estos son:
Principio de intensidad y larga duración: se trata, esencialmente, de permitir y facilitar el acceso a la comunicación y al lenguaje a pesar de una deficiencia de base, que suele permanecer a lo largo de todo el proceso de desarrollo del lenguaje. De este modo, la intervención debe realizarse en forma intensiva, estable y continua, especialmente en los primeros años.
Principio de precocidad: la intervención debe hacerse de la manera más temprana posible, ya que el aprendizaje se realiza mejor en su período crítico, mientras más temprano se produzcan los cambios el niño presentará una mayor flexibilidad cerebral y controlamos de manera más eficaz las posibles interacciones ineficaces del niño con su entorno.
Principio etiológico: debe tomarse en cuenta la familia del niño y hacérsele participar en la intervención, ya que su rol es fundamental en el desarrollo del lenguaje oral.
Principio de prioridad a la comunicación: es necesario mantener en cada actividad y en cada procedimiento de aprendizaje el mayor grado posible de funcionalidad comunicativa.
Principio de potenciación de actitudes: deben registrarse aquellos aspectos que presentan los mejores niveles de desarrollo para potenciarlos al máximo, y su utilidad en el proyecto de construcción del lenguaje
Principio de multi-sensorialidad: es preferible dar desde el principio el máximo de posibilidades de éxito al niño y no reservar el empleo de refuerzos sensoriales aumentativos a los casos que fracasan con una intervención estrictamente limitada a la estimulación de la vía audio-oral normal.
Principio de referencia al desarrollo normal del lenguaje: los contenidos de los programas de intervención y su secuencia de ordenación, deben inspirarse en lo conocido sobre el desarrollo lingüístico del niño normal, siempre que las características específicas que presenta la disfasia en un determinado caso no indiquen lo contrario.
Principio de la dinámica de sistemas facilitadores: la idea es proporcionar el máximo de ayuda al niño que se encuentra en dificultades, desde el principio, para luego ir reduciéndolas a medida que el niño se va independizando de ellas.
Principio de revisión continua: se debe realizar una evaluación frecuente de cada caso para adecuar las orientaciones a las características de éste en cada momento de su evolución.
Principio de ajuste del tiempo: los datos recomiendan en forma general un enlentecimiento del ritmo de la interacción y una mayor claridad en la presentación de las relaciones iniciales entre el referente y los modelos verbales; esto, no sólo en lo referido a hablar más despacio y más claro, sino sobre todo alargar los tiempos de espera de las respuestas.
Estrategias de intervención
De acuerdo a lo señalado por Monfort y Juárez (1997), la intervención en los niños disfásicos se puede dividir en tres niveles:
Nivel de estimulación reforzada: consiste en apuntalar el modelo natural de adquisición de lenguaje, dentro de su propia dinámica de funcionamiento. Se trata de presentar los estímulos comunicativos y verbales en un entorno facilitador, aumentando la intensidad de las interacciones duales con los adultos, aumentando su intensidad, controlando la conducta que los adultos presentan a lo largo del proceso de adquisición del lenguaje.
Este nivel de estimulación incluye sesiones de estimulación funcional, cuyo objetivo es proporcionar modelos claros en un entorno facilitador y estable; y programas familiares, que tienen como objetivo informarlas sobre el trastorno del lenguaje del niño y formarlas en nuevas maneras de interacción con el niño.
Nivel de reestructuración: se deben modificar ciertos aspectos de la comunicación lingüística y del propio proceso de adquisición para intentar que este se desarrolle a pesar de los déficit utilizando, si es necesario y por cierto tiempo, vías inéditas o infrautilizadas en el niño normal, con la introducción de elementos visuales, táctiles o motrices a la comunicación lingüística normal; esto debe combinarse con las directrices del nivel uno, ya que la introducción de estos sistemas no debería limitarse a las sesiones de ejercicio.
Sistema alternativo de comunicación: el sistema elegido deberá insertarse en la interacción abierta, siguiendo los principios de la estimulación natural reforzada del nivel uno. El objetivo general es lograr que el niño logre comunicarse manera adecuada con su entorno ocupando, en caso necesario, sistemas alternativos al lenguaje oral.
Programas para la familia: consta de información y de formación. En la primera se informa a la familia de la naturaleza del trastorno de sus hijos, de la evolución que cabe esperar y de la importancia de su papel en su educación.
La formación consta de seis puntos principales:
Desarrollar las aptitudes de observación.
Reducir la tendencia directiva.
Aprender a ajustar mejor nuestro lenguaje.
Aprender a crear situaciones comunicativas activas.
Eliminar las conductas negativas.
Aprender técnicas de sistemas aumentativos o alternativos de comunicación.
Actividad práctica:
La actividad práctica consistió en la observación, aplicación de test, entrevista a fonoaudiologo, entrevista a los padres del niño Daniel X, quien padece de disfasia, con el objeto de conocer de que manera se desenvuelve un niño con un trastorno del lenguaje en el medio educativo chileno.
El diagnostico psicológico presente en la ficha del niño señala que este presenta un retraso en desarrollo psicomotor, un retraso en el desarrollo del lenguaje, y un retraso mental de tipo medio. El diagnostico fonoaudiológico señala un retraso en el desarrollo del el lenguaje expresivo.

Observación
Tres integrantes del grupo realizaron una observación del tipo escasamente estructurada, no participativa y reactiva el día 20 de Abril del 2000 durante 45 minutos durante el desarrollo de una clase aplicada al curso en el cual estudia Daniel B.. La observación duró 45 minutos y tenía el objeto de determinar cual es el tipo de interacciones que el niño tiene dentro de la sala de clases con su profesor y el resto de sus compañeros.
En la sala había, aproximadamente unos 30 niños y estaba dirigida por una profesora con la ayuda de una profesora asistente.
El registro de la observación se realizó de modo cronológico, anotándose las acciones del niño que parecían relevantes a criterio de los observadores; junto a esto, uno de los observadores grabó en vídeo el desarrollo de la clase.
Evaluación de la observación.
Para analizar los datos se realizó una tabulación de las observaciones basándose en una revisión de intervalos completos, o sea, si se presenta un determinado tipo de conducta (requerimiento del profesor o ayudante hacia el niño, juego o conversación con otro niño, juego solitario, trabajo en clase, búsqueda del ayudante o del profesor por parte del niño) en una serie de intervalos, que en este caso son de un minuto.
Tras la revisión de los registros, se puede señalar que Daniel presenta la capacidad de establecer lazos sociales con sus compañeros: esto se refleja en que pide útiles de modo apropiado, conversa y juega con sus compañeros buena parte del tiempo de observación (conducta observada en un 30% de los intervalos). Los niños lo tratan como a uno más de sus compañeros, no presentándose signos de discriminación.
El juego solitario también es una actividad importante. Se presenta, aproximadamente, en un 20% de los intervalos de observación. Generalmente, se produce después de realizar un trabajo y antes de la presencia de conversación, juego fuera del asiento con otros niños o búsqueda de la atención del profesor.
En relación a la interacción con la profesora y la ayudante, Daniel sabe como iniciar conversaciones con ellas referidas a las actividades de clases. Es de notar que en un 20% de los intervalos el niño presenta conductas tendientes a iniciar una interacción con el profesor, generalmente parándose detrás de ella, logrando rara vez ser atendido (2 veces durante el transcurso de la clase). Es importante señalar que las conductas de trabajo estuvieron asociadas a la dirección y atención del profesor o del ayudante (8 primeros minutos de la observación, últimos 5 minutos de la observación).
Comentario.
Es importante señalar que Daniel B., presenta algunos de los síntomas no lingüísticos del tipo conductual que son comunes a los niños con disfasia como es la alteración de la capacidad de atención y la hiperactividad (gran parte del tiempo en el cual se indica trabajo lo gasta en actividades como el juego) y alteración del control de impulsos (la profesora señala que es común que le pegue a los compañeros con relación a leves estímulos, o sin razón aparente).
Aplicación de test
Test de Goodenough
La psicóloga Florence Goodenough, es la creadora de un test máxima simplicidad. Se trata de una técnica para medir la inteligencia general por el análisis de las características de una pequeña expresión de su totalidad como es la representación de la figura del hombre.
Este test consiste en una única prueba que es dibujar un hombre. La evaluación se reduce a computar el número de detalles y aciertos que presenta la figura realizada. Se finaliza, convirtiendo este puntaje de edad mental y luego en coeficiente intelectual.
Fundamentos del test
Florence Goodenogh, parte de una hipótesis de trabajo muy sencilla: , cuando el niño traza la figura humana, sobre un papel no dibuja lo que ve, sino dibuja lo que sabe al respecto, realizando un trabajo intelectual a través de su repertorio conductual. El repertorio conceptual, en relación con este saber, aumenta con la edad mental y este desarrollo se refleja en el dibujo de la figura humana. Según Goodenough, al medir el valor de un dibujo se mide el valor de las funciones de asociación, observación analítica, discriminación, memoria de detalles, sentido espacial, juicio de abstracción, coordinación visomotora y adaptabilidad.
Este test permite comparar, el grado de completación y perfección de un dibujo en la presencia y ausencia de sus ítems. Se distinguen estos ocho:
Cantidad de detalles presentados.
Proporcionalidad.
Dimensionalidad.
Transparencia.
Congruencia.
Plasticidad.
Coordinación Visomotora.
Perfil.
Resultados:
Comportamiento durante el examen:
Daniel se mantuvo callado durante toda la aplicación del test, a pesar de esto realizo de manera adecuada todas las acciones que se le encomendaron. Además, durante el test, el niño no realizó ninguna pregunta ni comentario, en la aplicación de la tarea.
Datos obtenidos en la aplicación
Nombre: Daniel B.
Fecha de Nacimiento: 25/01/89
Edad Cronológica: 11 años 3 meses.
Curso: 4 básico B
Escuela: Gran Bretaña.
Fecha de examen: 5/05/00
Puntaje: 12
Edad Mental: 6 años 3meses
Coeficiente Intelectual: 56 puntos.
Nivel de inteligencia: retraso mental medio.
Entrevista a la madre
Se realizó una entrevista a la madre el día 20 de Abril, en el establecimiento escolar del niño. Nos centramos en la historia escolar del niño y de los factores asociados.
A continuación presentamos una síntesis de dicha entrevista:
Nombre (padres): Katherine R., Gregorio B.
Edades: 42 años, ambos.
Ocupación: Dueña de casa, técnico militar en rayos X.
Estructura familiar ( con quien vive): dos adultos(padres), hermano mayor (13 años), y el Daniel.
Antecedentes prenatales: El embarazo transcurrió de forma normal, aunque 15 días antes del parto, por medio de una ecografía le diagnosticaron Hidrocefalia, lo cual no fue confirmado, al momento del nacimiento. Al nacer tenía desnutrición.
Historia médica: el niño no hacía ningún movimiento, ni balbuceaba, lo cual fue índice de un posible problema. La ecotomografía realizada mostraba que no existían daños cerebrales. Luego de varios consulta a distintos profesionales, ninguno realizó un diagnóstico apropiado. Además presenta hemofilia secundaria( enfermedad de Von Willen Brand). Desde los 2 años consume Ritanil.
Desarrollo preescolar: al año dos meses, controlaba todos los esfínteres. A los 6 años comenzó a caminar, luego de tratamiento en el Centro de Rehabilitación Infantil.
Historia escolar: A los 4 años ingresó a un jardín de integración y repitió dos veces, debido a decisión de la parvularia, para afianzar más el aprendizaje. Luego, ingresó al centro integral Bulnes (escuela especial), pero en ella le recomendaron matricular al niño en una escuela "normal", para integrarlo. Por recomendación del fonoaudiólogo del Centro de Diagnóstico de Concepción, ingresó a la escuela Los Acacios, dando la prueba regular de ingreso. En la cual sólo permaneció 2 meses, ya que debido a la falta de apoyo social en el medio escolar, sufrió una Depresión, con una posterior hospitalización. Posteriormente a esto estuvo durante el resto del año escolar sin asistir a ningún establecimiento. Al año siguiente ingresó a la escuela Gran Bretaña, donde se ha adaptado perfectamente. En este establecimiento el niño está integrado y regularmente es atendido por una profesora especial.
Necesidades percibidas por la madre: escritura y lenguaje, mayormente. El niño aprendió al leer a los 8 años. En matemáticas tiene un buen desempeño.
Gustos personales: Le gusta leer cuentos y contarlos. Le gusta fútbol y correr.
Entrevista Fonoaudiólogo.
Se realizó una entrevista al fonoaudiólogo Pablo Godoy, del centro de trastornos de la comunicación, audición y aprendizaje, Lenavox. Esta fue realizada el día 7 de abril del presente. La entrevista se centro en la labor del psicólogo en los trastornos del lenguaje.
La labor del psicólogo en el tratamiento de los niños con trastornos de lenguaje, es importante cuando hay complicaciones graves. Cuando se trata de trastornos leves la derivación depende de la evaluación fonoaudiológica. La derivación a psicólogo se realiza cuando la carga emocional de la familia y del niño es muy fuerte. También se realiza derivación cuando el trastorno es secundario a otros problemas patológicos (autismo, parálisis cerebral anacusia y retraso mental)
El psicólogo tiene un papel preponderante en la asistencia a la familia, en el manejo conductual del niño. Esto se da principalmente en casos de "subdesarrollo", es decir, cuando los padres no poseen capacidades específicas de manejo.
En el caso específico de la disfemia siempre es necesario el apoyo psicológico, porque este trastorno involucra factores de ansiedad, lo cual se da en todas las edades.
En cuanto a su experiencia personal, en el trabajo con psicólogos, ésta no ha sido positiva. Esto ha sido principalmente por la baja calidad de los informes entregados y/o la no devolución de éstos, además del excesivo uso de la psicometría y la consiguiente falta de un buen análisis conductual.
Discusión y Conclusión
Teniendo en cuenta que los factores sociales interactúan con el trastorno del lenguaje, es importante considerarlos en el tratamiento, tanto como factores modificadores y como apoyo en el caso de la familia. Es a este nivel en el que el psicólogo puede intervenir para mejorar la dinámica que se da entre el niño y su medio. En el caso de los trastornos que tiene una base orgánica (afasias) la intervención a este nivel también es importante cuando otros aspectos psicológicos como la autoestima se ven mermados. Aparte de esta labor el psicólogo por medio de terapia cognitiva- conductual puede actuar en los síntomas no lingüísticos como errores cognitivos, para enseñar a aumentar la velocidad del procesamiento de la información y en la discriminación perceptual.
Dentro de la labor del psicólogo en los trastornos de lenguaje la relación con los otros terapeutas encargados de tratarlos(fonoaudiólogos) es de suma importancia. La relación que se debe establecer con estos terapeutas debe estar marcada por el profesionalismo, esto quiere decir que se debe bien delimitados los roles y que se respete la labor específica que debe realizar cada terapeuta. Esta relación debe caracterizarse por respetar las decisiones terapéuticas del otro profesional y por una acuciosidad en la información entregada a través de los informes.
A partir de nuestra experiencia práctica, pudimos darnos cuenta de que si bien es beneficiosos el sistema de integración, cuando se introdujo el decreto 1/98 no existió una mayor preparación, por lo que como los mismos profesores expresaban ellos no estaban preparados y muchas veces cometían errores. Según nuestro pensamiento las autoridades educativas debería preocuparse de todos los factores que están presentes en el ámbito educacional y anticipar posibles consecuencias negativas si esto no se realiza.
Es conveniente señalar, que la validez del test aplicado (Goodenough), se pone en duda debido a la comparación entre los resultados obtenidos y la inteligencia reportada por el informe psicológico; y las características objetivas observadas del niño (adecuación del niño al programa del cuarto año básico y su aprobación al examen de ingreso a la escuela Los Acacios).
La evaluación realizada al niño no concluye con la entrega del presente informe, sino que continúa debido al compromiso adquirido con el fonoaudiólogo del centro de diagnóstico de Concepción, Sr. Ory González, por lo que se realizará en curso del presente mes, una evaluación mas completa del niño, que consistirá principalmente, en la aplicación de la escala de inteligencia de Weschler para niños, por la imposibilidad de establecer un rapport adecuado con el niño a evaluar.

Referencia bibliográfica
Aidex (n.d./2000a). Afasia: Guía de detección y encuadre. Aidex. [Documento WWW]. URL http://www.aidex.es/afasias.doc
Aidex (n.d./2000b). Disfasia: Guía de detección y encuadre. Aidex. [Documento WWW]. URL http://www.aidex.es/disfasias.doc