jueves, 31 de julio de 2008

Trastorno de ideas delirantes persistentes

Trastorno delirante
Características diagnósticas


La principal característica esencial del trastorno delirante es la presencia de una o más ideas delirantes que deben persistir durante, al menos, un mes (criterio A). Si el sujeto ha presentado alguna vez el cuadro clínico que cumpla el criterio A para la esquizofrenia, no debe diagnosticarse de trastorno delirante (criterio B). Suelen ser más importantes las alucinaciones táctiles y olfatorias que las visuales y/o auditivas. La actividad psicosocial no está significativamente alterada, excepto por consecuencia directa de las ideas delirantes (criterio C). El criterio D para diagnosticar de trastorno delirante es que si se presentan episodios afectivos simultáneos, su duración debe ser relativamente breve, en comparación con la duración total del trastorno delirante. Dichas ideas delirantes no deben ser causadas por el efecto de ninguna sustancia o enfermedad médica (criterio E).


Aunque la consideración de la extrañeza de las ideas delirantes es muy importante para poder distinguir este trastorno del esquizofrénico, es especialmente difícil determinar el concepto de rareza, debido a las diferentes culturas. Las ideas delirantes son calificadas como extrañas si son claramente improbables y si no derivan de la vida cotidiana; sin embargo, las ideas delirantes no extrañas se caracterizan y refieren a situaciones que son susceptibles que se den en la vida real, como por ejemplo, ser engañado por el cónyuge.


La actividad psicosocial puede ser variable, ya que en algunos sujetos, parece conservarse los papeles en el plano interpersonal y en el laboral; sin embargo, en otros el deterioro incluye una actividad laboral escasa o nula y un aislamiento social. En general, es más fácil, que se deteriore la actividad social y conyugal, que la intelectual y laboral.


Subtipos


Puede haber varios subtipos dependiendo del tema delirante que predomine:


Tipo erotomaníaco: ocurre cuando el tema principal de la idea delirante consiste en el pensamiento de que otra persona está enamorada del sujeto. La idea suele referirse más a una amor idealizado, que a una amor de atracción sexual. Normalmente, la persona sobre la que recae la idea ocupa un estatus superior, aunque también puede ser un auténtico desconocido. Pocas veces la idea delirante se mantiene en secreto, ya que es más común, que el sujeto intente ponerse en contacto con la persona objeto de dicha idea, por ejemplo, mediante cartas, regalos,…


Tipo de grandiosidad: la idea principal de este delirio consiste en que la persona cree que tiene un talento extraordinario, o de haber hecho un descubrimiento importante. Con menor frecuencia, pueden aparecer la idea delirante de tener una relación con alguien importante o bien dichas ideas también pueden tener un contenido religioso.


Tipo celotípico: el tema central de esta idea delirante es que la pareja tiene un amante o es infiel. Esta idea se apoya sobre inferencias erróneas apoyadas en pequeñas pruebas, como por ejemplo, manchas en las sábanas. El sujeto con esta idea intenta intervenir en la fidelidad imaginada, como por ejemplo, investigando al amante o agrediendo a la pareja.


Tipo persecutorio: este subtipo se refiere a la creencia del sujeto de que está siendo perseguido, engañado, espiado, envenenado, drogado, u obstruido en la consecución de sus metas a largo plazo. Normalmente, el núcleo de la idea es alguna injusticia que debe ser remediada mediante alguna acción legal y la persona puede enzarzarse en repetidos intentos para obtener alguna satisfacción legal. Estos sujetos, son, a menudo, irritables y pueden reaccionar contra los que creen que les están haciendo daño.


Tipo somático: en este subtipo, la idea delirante se refiere a funciones o sensaciones corporales. Las ideas más habituales son la convicción de que el sujeto emite un olor insoportable por la piel, la boca, el recto o la vagina; también puede creer que tiene algún parásito interno o que en algunas partes del cuerpo tiene malformaciones o bien que hay partes del cuerpo que no funcionan.


Tipo mixto: este subtipo se aplica cuando no hay ningún tema que predomine sobre otro.


Tipo no especificado: se aplica cuando la creencia dominante no puede ser determinada con claridad o bien cuando la idea no está descrita en los otros tipos de específicos. Por ejemplo, cuando la idea autoereferencial no tiene un componente importante de persecución o grandeza.


Síntomas y trastornos asociados


Pueden producirse problemas sociales, laborales o conyugales como consecuencia de las ideas delirantes. Las interpretaciones de los acontecimientos suelen ser consistentes con el contenido de las ideas delirantes. Muchos de los sujetos que poseen este trastorno desarrollan un estado de ánimo irritable, puede haber accesos de ira o comportamiento violento. Suelen producir, además, problemas legales o los pacientes con trastorno delirante de tipo somático pueden verse involucrados en exploraciones y pruebas médicas innecesarias. Los estresores psicosociales graves y el estatus socioeconómico bajo, pueden ser predisponentes para el desarrollo de ciertos tipos de trastorno delirante.


El trastorno delirante puede asociarse al trastorno obsesivo compulsivo, al trastorno dismórfico, y a los trastornos paranoide, esquizoide o por evitación de la personalidad.



Síntomas dependientes de la cultura y el sexo


Para evaluar la presencia de este trastorno se deben tener en cuenta la cultura y las creencias religiosas del sujeto. Además el contenido de las ideas delirantes puede cambiar en las diferentes culturas y subculturas. No suele haber diferencias genéticas importantes en la frecuencia total del trastorno delirante, pero, por ejemplo, el trastorno delirante celotípico es más frecuente en hombres que en mujeres; sin embargo, no parece que haya diferencias importantes.

Prevalencia


Este trastorno es, relativamente raro, en el marco clínico, y, los diversos estudios realizados nos sugieren que el trastorno explica el 1-2% de los ingresos en los hospitales psiquiátricos. Se carece de información precisa acerca de la prevalencia de este trastorno, aunque la estimación más alta es de 0.03%, debido al inicio tardío de esta enfermedad, el riesgo de morbilidad suele estar entre 0.05 y 0.1%


Curso


La edad de inicio de este trastorno es variable, puede oscilar entre la adolescencia y la edad avanzada. El tipo persecutorio es el más frecuente. El trastorno suele ser crónico, aunque se pueden producir oscilaciones en la intensidad de las creencias delirantes. Aunque puede ocurrir que el trastorno remita, en unos meses, sin que haya de nuevo recaídas. Algunos datos nos sugieren que el subtipo celotípico puede tener un mejor pronóstico que el persecutorio.

Patrón familiar


Existen datos que nos indican que el trastorno paranoide y por evitación de la personalidad pueden ser más frecuentes entre los familiares biológicos de primer grado de los sujetos con trastorno delirante.


Diagnóstico diferencial


Este diagnóstico sólo se establece cuando la idea delirante no se debe a los efectos fisiológicos de alguna sustancia o enfermedad médica. Un delirium, una demencia o un trastorno psicótico debido a una enfermedad pueden presentarse con síntomas que sugieren un trastorno delirante. Un trastorno psicótico inducido por sustancias también puede ser idéntico al trastorno delirante, pero puede diferenciarse por la relación cronológica del consumo de la sustancia.


Este trastorno se diferencia de la esquizofrenia y del trastorno esquizofreniforme ya que no presenta los síntomas característicos de la fase activa de los últimos; ocurre además que este trastorno suele tener un menor deterioro en la actividad laboral y social.


La distinción entre el trastorno del estado del ánimo con sintomatología psicótica y del trastorno delirante consiste en la relación temporal entre la alteración afectiva y las ideas delirantes y en la gravedad de los síntomas afectivos. Los síntomas depresivos son frecuentes en el trastorno delirante, pero dichos síntomas son leves y remiten en tanto que persistan los síntomas delirantes. El trastorno delirante, solo se diagnostica si la duración total de los episodios afectivos sigue siendo breve, en relación con la duración total de la alteración delirante. Si los síntomas que cumplen los criterios para un episodio afectivo están presentes durante una parte sustancial de la alteración delirante, entonces el diagnóstico apropiado es trastorno psicótico no especificado, acompañado por el de trastorno depresivo no especificado o el de trastorno bipolar no especificado.


Los síntomas del trastorno psicótico compartido pueden parecerse a los que se observan en el trastorno delirante, sin embargo, su duración y el curso son distintos. En el psicótico compartido, las ideas delirantes aparecen en el contexto de una relación muy estrecha con otra persona, y se atenúan o desaparecen cuando el sujeto con el trastorno psicótico compartido es separado del sujeto con el trastorno psicótico primario. El trastorno psicótico breve se diferencia del trastorno delirante ya que los síntomas se delirantes duran menos de 1 mes.


Se diagnostica el trastorno psicótico no especificado si no hay información suficiente para elegir entre el trastorno delirante y otros trastornos psicóticos.


Es difícil diferenciar el trastorno delirante de la hipocondría, al igual que del trastorno dismórfico, ya que bastantes sujetos con este trastorno sostienen sus creencias con una intensidad delirante. Otras veces también es difícil discernir entre el trastorno delirante y el obsesivo compulsivo, ya que el juicio de realidad puede perderse en algunos sujetos alcanzando proporciones delirantes. En el trastorno paranoide de la personalidad, no hay creencias delirantes persistentes bien definidas ni persistentes, al contrario que en el trastorno delirante.



Relación con los criterios diagnósticos de la CIE-10


En los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10, se establece una duración mínima de los síntomas de 3 meses, a diferencia del DSM-IV TR en el que sólo se requiere 1 mes.

miércoles, 9 de julio de 2008

Técnicas para maestros de niños con TDAH, Consejos Dr. Barkley


INTERVENCIÓN EN LA ESCUELA Barkley 2008
Profesor Especializado en Tdah con dos responsabilidades: 1.- Para hablar con los padres de todos los niños tdah en la escuela. 2.- Para hacer recomendaciones a los profesores.
No hay que retenerlos, se manifiesta en contra de que estos niños repitan. Quienes se apoyan en esto es porque se basan en el desarrollo inmaduro de estos niños, pero no es así. Un estudio en Montreal donde fueron seguidos niños con 12 años, encuentra que no hay beneficios en repetir y sin embargo causa varios daños: más agresivos, más depresiones y más retraídos, disminuye su círculo social, baja la motivación por aprender, aumenta el problema de abandono de la escuela.
Los maestros han de centrarse en las dos primeras semanas de la escuela en la GESTIÓN DE LA CONDUCTA. Si no se consigue, estarán apagando incendios el resto del año. Para ello, más observación, establecer reglas y consecuencias.
Cambiar la demanda para el niños TDAH: Reduciendo la duración de la tarea (dar menos) o desglosarlo ( dar lo mismo pero poco a poco, encajándolo en su pauta de atención ). Establecer más pausas y más refuerzos.
Algunos pupitres en la primera fila lo más cerca del profesor.
Puntuar el trabajo realizado, no la exactitud. Mandar para casa si no se acaban no es una solución, porque el punto de rendimiento está dentro de clase-no en casa.
En las tareas para casa: Mandar una lista a los padres con antelación para que éstos puedan organizar la vida familiar. No nos sorprendan cada día.
Los deberes no tiene ningún valor en primaria (según los estudios) por tanto recortar el número de deberes. Son importantes al finalizar el colegio pero hay que establecer un máximo de 1h. a 1´30 min. , cualquier tiempo mayor es improductivo.
Según la asociación de maestros, el primer año tendrían que ser 10 minutos, y se irían aumentando a 10 minutos por año, abarcando la totalidad de la materia (1º P. 10 min - 2º 20min, 3º 30 min.) Y así sucesivamente hasta el nivel universitario.
Dar a un niño el rol de “enseñante” y a otro el de “estudiante” y cambiar las parejas cada semana.
Permitir al niño mayor cantidad de movimiento siempre que trabaje.
Dar más recreos.
Cuadernos con etiquetas, colores, etc. Para ser lo más organizados posibles.
Actitud adecuada frente a ellos, como ¿”qué me pueden aportar?”.
Cuanto más participe y se pueda mover, más fácilmente aprende, si se queda quieto le supone mucho más esfuerzo y ha de concentrar ahí todas sus fuerzas.
En lugar de levantar la mano para contestar y tener que callar la respuesta hasta que te lo indique el profesor, utilizar pizarras donde todos pongan la solución al mismo tiempo, y se ponen las cartulinas en el aire, no se comprueban hasta que no estén todas levantadas.
Alternar los temas fáciles con los difíciles, agradables, etc.
Hacer una clase más apasionada, más viva, emocional y entretenida.
Usar el contacto físico, contacto visual y frases breves para llamar su atención y transmitir mejor el mensaje.
Poner las asignaturas más difíciles al principio del día.
Dejarle que tome parte de la decisión de lo que tienen que hacer.
Que practiquen y utilicen el ordenador.
Mas consecuencias, compensaciones, sistema de fichas, (por ejemplo, nota a los padres de recogida de juguetes viejos el último viernes del mes, y luego utilizarlos en clase como premios).
Para mejorar los periodos de Vigilancia Cognoscitiva: Poner timbres, de programación variable (lo venden en su página web). Cuando suene el timbre han de mirar si trabajan (sonará aleatoriamente). Se dan fichas o se apuntan los puntos en una tarjeta, se cuentan al final del día. Cada semana se crea una ficha nueva con menos campanas y más puntos. Se van diluyendo poco a poco las campanadas o timbres. La compensación se le da de forma inmediata, no al final de la semana.
Los niños han de poder ganar la misma compensación en casa.
Poner posters, paneles, tarjetas que recuerden la información de manera visual.
Establecer un sistema de señales que describa visualmente y de forma permanente la tarea. Por ejemplo: cartulinas que signifique diferentes cosas: ROJO: lectura, azul: puede hablar; amarillo: trabajo en equipo; de tal modo que se les señala el cambio de la situación en clase.
El castigo no va a funcionar si no existe un nivel de compensación disponible por las cosas que haga bien. (mirar a la pared a veces puede ser más interesante que el profesor).
Lo importante de los castigos es la velocidad a la que lo utilicemos, lo pronto que lo administremos, no la intensidad. Ase trata de implantarlo de manera inmediata, no se trata de un enfado de 20 minutos y luego la consecuencia.
Versión de time out: para y realiza un trabajo, no es simplemente parar. Por ejemplo, te vas al pupitre al final de la clase y tienes que hacer estas dos hojas, cuando termines vienes, las dejas en mi mesa y se acaba el time out